La OMS asegura que es necesario el compromiso y la colaboración de muchas partes interesadas: “las políticas, los entornos, las escuelas y las comunidades son fundamentales, pues condicionan las decisiones de los padres y los niños, y pueden hacer que los alimentos más saludables y la actividad física regular sean la opción más sencilla (accesible, disponible y asequible), previniendo, así, la obesidad”. Llevar una dieta saludable y realizar actividad física de manera regular son dos acciones esenciales para enfrentar a la epidemia de la obesidad infantil. Muchas veces lo sabemos en la teoría pero nos cuesta llevarlo a la práctica. Lo que podemos hacer, hoy mismo, es empezar de a poco realizando pequeñas acciones y repetirlas día a día hasta que se conviertan en hábitos. En casa podemos desayunar con un alimento del grupo de leche, yogur y queso; uno del grupo de cereales y uno del grupo de frutas; comer una fruta como postre en las comidas; procurar que en nuestro plato haya vegetales crudos o cocidos; tomar agua segura en lugar de bebidas azucaradas; reemplazar las golosinas en el recreo por frutas y cereales; preferir la comida casera antes que los alimentos ultraprocesados (como por ejemplo: snacks, salchichas, patitas de pollo, margarina, etc.) y salir a caminar, correr, andar en bici, hacer deportes o jugar en la plaza procurando mantenernos activos al menos una hora cada día. Los adultos, padres y maestros podemos convertirnos en modelos de rol para los más chicos, empezando por nosotros, de a poco, y con pequeñas acciones saludables. Con MÁS frutas y verduras, cereales integrales, frutos secos, agua y actividad física. Y con MENOS azúcar, sal, grasas y horas inactivas frente a las pantallas. La Gráfica de la Alimentación Diaria y los 10 Mensajes para vivir con salud, elaborados por el Ministerio de Salud de la Nación, nos orientan en cuanto a recomendaciones y porciones de cada grupo de alimentos (se puede acceder haciendo clic en este link) ¡No esperemos más! Podemos arrancar hoy mismo a hacerle frente a la obesidad infantil y, paulatinamente, ir modificando nuestros hábitos por otros que nos hagan bien, a nosotros y a los más chiquitos también.