Datos alarmantes de la inseguridad alimentaria en nuestro país. ¿Y qué puede hacer la EAN? 

El Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina (UCA) dio a conocer un documento de investigación sobre inseguridad alimentaria y los datos muestran una tendencia en aumento. En 2024, el 35,5% de niños/as y adolescentes atravesó inseguridad alimentaria y un 16,5% lo hizo de manera severa.

La inseguridad alimentaria, según la ONU, se caracteriza por “la falta de acceso regular a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos, necesarios para un crecimiento y desarrollo normales, así como para llevar una vida activa y saludable”.

Detrás de esa problemática, hay factores estructurales que la profundizan como la pobreza, el desempleo y la precariedad laboral. Por lo tanto, los hogares vulnerables son los más golpeados.

¿Qué se puede hacer frente a estos datos alarmantes?

El informe de la UCA señala que para hacerle frente eficazmente, “es crucial implementar políticas públicas integrales que involucren inclusión laboral, fortalecimiento de programas de transferencia de ingresos y la construcción de sistemas de protección social intersectoriales” priorizando a los hogares más vulnerables.

Otro aspecto fundamental es que se revaloriza el rol de la escuela como espacio de contención, «además de garantizar el derecho a una alimentación adecuada«. Así también la importancia de promover un «enfoque de desarrollo infantil temprano que contemple la alimentación como parte de un derecho más amplio a la salud integral».

Y aquí es donde la Educación Alimentaria Nutricional (EAN) puede aportar su granito de arena y hacer la diferencia.

La EAN es una estrategia de salud que resulta viable y sostenible para expandir conocimientos y también habilidades. Ayuda a poner en acción las recomendaciones para lograr una alimentación más variada, saludable e inocua aprovechando los alimentos y los recursos disponibles.

Desde nuestra experiencia de 18 años llevando Educación Alimentaria a escuelas y comunidades, comprobamos que tiene potencial para transformar entornos, dejar capacidad instalada y empoderar a docentes, referentes comunitarios y familias en el cuidado de su alimentación y su salud. Cuando se implementa a través de alianzas entre sectores, los resultados se multiplican. 

La Educación Alimentaria por sí sola no puede cambiar la inseguridad alimentaria. Pero para combatirla eficazmente, ¡necesitamos Educación Alimentaria Nutricional!