Últimamente se está hablando mucho de este tema. Lo que ocurre es que nuestro país acordó con Brasil, Paraguay y Uruguay avanzar en la implementación del etiquetado frontal de alimentos.
¿Qué es el etiquetado frontal?
Es una advertencia que indica de manera explícita, en el paquete o en el envase, que ese producto contiene azúcares, sodio, grasas totales, grasas trans o grasas saturadas.
Estos componentes se asocian a un mayor riesgo de padecer Enfermedades No Transmisibles (ENT) como la obesidad, la hipertensión, la diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer, entre otras.
Actualmente, las etiquetas de los paquetes y de las bebidas no son muy claras en nuestro país y la mayoría de las personas no las lee o no las entiende.
¿Por qué es importante entender las etiquetas?
Porque allí se brinda información sobre los ingredientes del producto. Y cuando conocemos qué es lo que contiene, podemos tomar decisiones más saludables como comprar o no determinado alimento.
Además, es una forma de protegernos de información falsa o poco clara que puede confundirnos y hacernos creer que un alimento es saludable cuando en realidad no lo es.
¿Cómo debe ser el etiquetado para que sea efectivo?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) proponen que la etiqueta sea clara y explícita, como por ejemplo, que en el paquete se indique que el alimento es «ALTO EN AZÚCAR» o «ALTO EN GRASAS».
¿El etiquetado frontal ayuda a reducir la epidemia de obesidad?
De acuerdo a estudios de organismos referentes, en países en donde se ha implementado una estrategia de etiquetado como advertencia se han obtenido resultados positivos. Chile es uno de los ejemplos.
¿Con el etiquetado frontal ya es suficiente?
No. También hace falta abordar la problemática desde todos los sectores, comenzando por la familia y llegando a empresas y Estado.
El etiquetado frontal debe ir acompañado de otras estrategias como limitar la publicidad de alimentos poco saludables dirigida a los niños; promover educación alimentaria desde edades tempranas; favorecer el acceso y el consumo de alimentos saludables; crear entornos que favorezcan la práctica regular de actividad física, entre otros.
De todas maneras, como indican desde el Ministerio de Salud de la Nación:
“Contar con una regulación de etiquetado frontal de los alimentos para informar adecuadamente a los consumidores acerca de la calidad nutricional de los productos y favorecer la toma de decisiones más saludables, es una política central para garantizar el derecho a la información y a una alimentación adecuada”. (Verónica Schoj, Directora de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles)