Se habla mucho de la capacidad instalada… ¿Pero qué es realmente?
Para la industria, es el potencial de producción que tiene una empresa de acuerdo a los recursos disponibles y se mide según la cantidad de unidades producidas.
Para otros ámbitos, como por ejemplo, una escuela, un jardín de infantes o un centro de salud, la capacidad instalada no se mide por “unidades producidas“ sino por el conocimiento nuevo aprendido y por los recursos y las condiciones necesarias para que ese conocimiento siga multiplicándose.
Entonces… ¿cómo hacemos desde Fundación Educacional para dejar capacidad instalada?
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Dejamos capacidad instalada cuando implementamos acciones educativas
Desarrollamos e implementamos talleres, capacitaciones, cursos y programas para que chicos y grandes incorporen conocimientos específicos sobre de alimentación y hábitos saludables, se motiven para ponerse en acción en el cuidado de su salud y multipliquen esos saberes en casa y en la comunidad.
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Dejamos capacidad instalada cuando “formamos formadores“
Los adultos referentes como padres, docentes, profesionales de la salud o líderes comunitarios que participan de nuestras acciones educativas expanden sus conocimientos, se motivan para ponerse en acción y se convierten en agentes multiplicadores de salud. Porque replican esos contenidos con sus familias, sus alumnos o sus pacientes. Si además reciben herramientas didácticas y propuestas que facilitan la comunicación y la multiplicación de esos mensajes, ¡toda la comunidad sale beneficiada!
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Dejamos capacidad instalada cuando entregamos material para modificar el entorno
Entonces, cuando esos referentes reciben información científica y actualizada y cuentan con material de comunicación para difundirla, queda capacidad instalada en el jardín, la escuela, el centro de salud, el comedor y la organización.
Por ejemplo, las carteleras saludables, la disponibilidad de elementos para favorecer la actividad física (como juegos, pelotas, aros y otros elementos deportivos) y una correcta hidratación (como jarras, vasos y agua segura disponibles) son excelentes herramientas que ayudan a modificar el entorno en uno más saludable y a dejar capacidad instalada.
Cuando implementamos acciones educativas no estamos simplemente informando. Estamos motivando, cambiando el entorno, poniendo a las personas en acción, multiplicando salud y dejando capacidad instalada. ¿No es una forma de, poco a poco, ir cambiando el mundo?